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El Efecto Mandela y la historia no ocurrida de Venezuela


En un mundo sin certezas, las verdades y las mentiras suelen quedarse siempre entre un amasijo de dudas y medias tintas. Nuestra mente suele jugarnos malas pasadas mezclando eventos reales, sueños, cosas que leemos, que escuchamos y eventos que nunca ocurrieron. Muchas veces, nuestras verdades suelen estar condicionadas por lo que en el fondo quisiéramos que fuera cierto.
El Efecto Mandela, nombrado así por la bloguera Fiona Broome, es un fenómeno colectivo donde las masas creen recordar un acontecimiento que nunca ocurrió. Lo acuñó con ese nombre debido a que en una oportunidad, conversando con amigos en 2005, muchos dijeron que Mandela había fallecido en la cárcel en los años ochenta, incluso decían haber visto el funeral por televisión, cosa que en realidad ocurrió en 2013, un buen tiempo luego de ser presidente de Sudáfrica y, por supuesto, gozando de plena libertad. Luego han surgido miles de ejemplos tomando películas o hechos. Por ejemplo: Darth Vader nunca dijo "Luke, yo soy tu padre", dijo: "No, yo soy tu padre". Y la frase de muchos políticos criollos intelectualoides: "Ladran Sancho, es señal que avanzamos", no aparece en El Quijote, sino en el poema Ladran de Goethe.
Son muchas las teorías que buscan explicar esto. Algunos apuestan por la confusión de recuerdos que luego se transforman en conversaciones, para así pasar a la transmisión de un recuerdo falso de boca en boca. Otros van con explicaciones metafísicas donde se habla de universos paralelos que se entrelazan provocando eventos en otras realidades. o la inserción de elementos en La Matrix. También he leído sobre conspiraciones basadas en "1984", donde George Orwell nos habla de un gobierno totalitario con suficiente poder e influencia en la población para alterar la historia por medio de la manipulación de archivos, libros, registros y cualquier documento con el fin de favorecer el fundamento ideológico y de acción de El Gran Hermano y el partido gubernamental.
En Venezuela, el acceso a la historia es bastante limitado. El estudio de la historia en la educación básica y universidades se limita al relato de algunos eventos resaltantes pero pocas veces se busca conectar a profundidad los eventos que los desencadenaron. Basta ver cómo se cuenta la gesta independentista para ver las graves carencias en la narrativa, convirtiéndola en un panfleto militarista, elitista y épico, donde se desconocen aspectos como el papel de los líderes civiles y las particularidades de la personalidad y decisiones de los próceres. Error que vuelve a repetirse al hablar del proceso político, económico y social del siglo veinte, haciéndola presa fácil de cualquier hablachento carismático que quiera imponer sus doctrinas por encima de la verdad. De esos se han visto en cadenas presidenciales y tíos "eruditos" en la historia con cuatro rones encima imponiendo sus "verdades" alzando voces por encima de la música en bautizos y matrimonios. Hasta se molestan si se les discute.
Les pondré un caso emblemático. Las famosas conversaciones sobre pérez jiménez (les recuerdo que las minúsculas son intencionales). Muchos aseguran que en aquella época, el bolívar valía más que el dólar (el dólar mantuvo su valor invariable de 3,35 Bs durante su mandato), no había analfabetismo y la delincuencia era cero porque los delincuentes construían carreteras. Ninguna de estas tres cosas, así como muchas más que se dicen sobre este periodo son ciertas y se puede verificar consultando fuentes oficiales de los mismos organismos al mando. En lo que intentas corregir a alguien sobre este hecho por lo general se ofenden y juran que eso se lo enseñaron en historia en primaria o que lo vivieron. El periodo en cuestión ocurre entre 1952 y 1958. Es decir, quienes eran niños o adolescentes tendrían hoy entre 55 y 60 años. Hay gente de 40 que me lo discute y me dicen que soy un carajito y que ellos sí lo vivieron. Pero, por medio de la difusión de estos "datos" en Facebook, muchos creen haberse documentado lo suficiente para ello.
Otro evento es la supuesta frase de Rómulo Betancourt: "ojalá se me quemen las manos si me he robado un bolívar" un día antes del atentado de 1960 donde resultó herido en sus extremidades. Tampoco existe ningún documento histórico que lo avale. Así como tampoco los venezolanos comían perrarina en los ochenta (siempre ha sido cara), ni los sucesos del Caracazo del 89 fueron manifestaciones espontáneas de los ciudadanos y, más recientemente, el famoso caso del decapitado por una guaya en las protestas del 2014, un rumor que recuerdo haber visto decir a un militar en declaraciones a VTV pero del que nunca se ha conocido el rostro del fallecido Elvis Duran. Mucho menos fotos o videos de celulares que, conociendo nuestra idiosincrasia, ya habrían aparecido. 
Tomando en cuenta nuestra afición a las historias con tintes telenovelescos, es cuestión de tiempo para que aparezcan frases filosóficas que nunca se dijeron, atribuidas a chávez, Leopoldo López, Capriles, Maria Corina y Ramos Allup, tal como ya se hace con Pablo Escobar. De hecho ya hay gente que cree que hugo chávez fue un tipo simpático y buena gente gracias a la fuerza de sus memes de sus momentos jocosos, suprimiendo sus momentos de ira y crueldad.
Todos estos casos me llevan a prestar más atención a los detalles sobre como asumimos la narrativa de lo que estamos viviendo. En un país con medios de comunicación con un alto sesgo político, la tarea se hace muy ardua y es necesario cuestionar lo que nos dicen. No creo que la historia sea cíclica, pero sí repetimos conductas que nos han llevado han cometer errores que evidencian nuestras carencias educativas e informativas. Es por esto que para conocer la verdad, o una parte de ella, nunca debemos renunciar a hacernos preguntas incómodas, aunque acarreen respuestas difíciles de manejar.